viernes, 20 de agosto de 2010

Si alguien cree que termino la guerra de agresión

Que llevan adelante las despóticas fuerzas musulmanas contra occidente, esta muy equivocado. 


No olvidar que lo que leerá a continuación fue escrito por un periódico manifiestamente pro Arabe, pro musulmán, anticristiano, antisemita. Falta que pregone abiertamente la devolución de la península Ibérica a los musulmanes por ser "víctimas de una expulsión violenta..."


WASHINGTON | EL PAÍS DE MADRID

Siete años, cinco meses y 4.419 soldados fallecidos después, la cuarta brigada de blindados Stryker, de la II División de Infantería del Ejército estadounidense, cruzó la frontera, saliendo de Irak y entrando en Kuwait al alba, ayer de madrugada.

Abandonaba así el país la última brigada norteamericana de combate que ha tomado parte en la guerra de Irak. Acababa de este modo formalmente la segunda guerra del Golfo, declarada por EE.UU. en marzo de 2003, sobre la que George W. Bush clamó victoria en 40 días, pero cuyo final aún debía demorarse 87 meses, con un coste para el Pentágono de 784.000 millones dólares.

Esa brigada, que ya está de regreso a su base en EE.UU., llevaba meses preparando el repliegue, centrada en su última operación bélica: retirarse a través de 500 kilómetros de desierto, en territorio hostil. Lo hizo sin incidentes. Fue uno de los destacamentos que llegó a aquel país durante el rearme y refuerzo de 20.000 soldados ordenado por Bush y orquestado por el general David Petraeus en 2007, una operación que el Pentágono considera que facilitó la posibilidad de culminar la retirada este mismo mes.

Quedan ahora en Irak 56.000 soldados. De ellos, 6.000 que no están asignados a operaciones de combate, se marcharán la semana próxima. En septiembre quedará en Irak el resto, seis brigadas y un destacamento de 4.500 soldados de la división de operaciones especiales, que no se replegarán hasta el año que viene, pues el presidente Barack Obama ha ordenado que permanezcan en Irak, en una misión ya bautizada como Operación Nuevo Amanecer, para apoyar a la misión diplomática norteamericana y de entrenamiento de las fuerzas de seguridad iraquíes. También se harán cargo del espacio aéreo hasta que las Fuerzas Armadas iraquíes puedan asumir ese cometido. Según un acuerdo entre Washington y Bagdad, ningún soldado norteamericano podrá quedarse en Irak después del 31 de diciembre de 2011.

Al tomar posesión de su cargo, en 2009, Obama reafirmó una de sus promesas electorales: acabar la guerra de Irak. La fecha elegida fue la del 31 de agosto. En 18 meses, 90.000 soldados regresaron a casa. En su punto máximo, hubo 176.000 en aquel país. Muchas de las tropas que ahora abandonan Irak, así como el equipo bélico que ya no se necesita en aquel frente, se encauzarán hacia Afganistán, donde el presidente ha ordenado un rearme para ganarle el pulso a la insurgencia orquestada por Al Qaeda y los talibanes. En enero de 2009, había 33.000 soldados de EE.UU. en Afganistán. A finales de mes, habrá 96.000.

La guerra de Irak se convirtió en un testamento político para el ex presidente Bush, que encontró una fuerte oposición tanto en la comunidad internacional como en la opinión pública estadounidense. Al día de hoy, y según la última encuesta de la consultora Gallup, el 54% de los norteamericanos sigue pensando que fue un error mandar tropas a Irak. El punto máximo de rechazo llegó en los últimos meses de presidencia de Bush. En abril de 2008 había un 63% de estadounidenses que criticaban la invasión. Cifras semejantes no se han visto en las estimaciones de opinión de la otra guerra que queda abierta, la de Afganistán.

La guerra de Irak les ha costado a los contribuyentes de EE.UU. 784.000 millones de dólares, según cifras del Pentágono. Es el segundo conflicto más caro de la historia bélica norteamericana, tras la II Guerra Mundial, que costó 4.100 billones. Supera a la guerra de Vietnam en 46.000 millones. Tras el final de las operaciones bélicas, Washington deberá seguir pagando compensaciones a los veteranos de guerra. Unos 450.000 -una cifra que incluye también a los que han regresado de Afganistán- han pedido ya pensiones por invalidez.

La marcha de EE.UU. no significa que Irak quede pacificado. La violencia contra civiles ha descendido notablemente desde los días de sus cotas más altas, en 2006 y 2007. Pero sigue habiendo tensión interna: étnica, entre la mayoría árabe y la minoría kurda, y religiosa, entre la mayoría chií y la minoría suní, a la que pertenecía el dictador depuesto Sadam Hussein. Cinco meses después de las pasadas elecciones generales, el país sigue sin un acuerdo político que permita formar un gobierno estable. La insurgencia radical islamista sigue fuerte -julio fue el mes más sangriento en los dos últimos años- en numerosos puntos del país. El pasado martes, un terrorista suicida mató a 60 personas en Bagdad. A los 665.000 soldados iraquíes les corresponderá ahora prevenir y responder a ataques como ése.

El propio Ejército iraquí no tiene muy claras sus posibilidades. La semana pasada, su jefe militar, el teniente general Babakir Zebari, aseguró en una reunión de altos mandos que será una tarea muy difícil defender al gobierno y a los civiles después de esta retirada norteamericana. Dijo que Bagdad no podría acometer una tarea semejante hasta, por lo menos, dentro de una década. La Casa Blanca no ha respondido a esa petición.

La cifra

56.000 Soldados de EE.UU. quedan ahora en Irak. De ellos, 6.000 se marchan la semana que viene. Los demás se quedan un año.

Un presente difícil y un futuro más incierto aún

MADRID | Si la misión militar de EE.UU. en Irak se aproxima a su fin, la conclusión del trabajo de reconstrucción del país, siete años después de la invasión, queda muy lejos. Del billón de dólares que EE.UU. ha gastado desde 2003, 50.000 millones se han invertido en proyectos de reconstrucción.

A pesar de que las condiciones de vida de la población han ido mejorando a medida que lo hacía la seguridad, un 23% de los 30 millones de habitantes vive por debajo de la línea de pobreza de dos dólares por día y un 3% sufre hambre y malnutrición, según ONU. Las cifras adquieren un significado más siniestro si se tiene en cuenta que la inseguridad alimentaria afectaría a otros 6,4 millones de personas si no fuese por la ayuda pública. El 90% de la población sigue recibiendo alimentos mediante cartillas de racionamiento.

También la red de infraestructuras está seriamente dañada. Según el centro de investigación estadounidense Brookings Institution, en febrero de 2009 sólo el 45% de la población tenía acceso directo al agua potable, sólo el 50% disponía de electricidad durante más de 12 horas al día y sólo el 30% tenía acceso a los servicios públicos de salud.

Las estadísticas ofrecen una imagen desalentadora. Sin embargo, reflejan también una sustancial mejora de la situación si se comparan con datos anteriores. La tasa de desempleo, por ejemplo, ronda el 18% y otro 10% de la población tiene un trabajo temporal. En 2003 los parados sumaban el 28% de la población.

Una herencia pesada que deja el conflicto es el número de refugiados: un millón, según ONU. Otro millón y medio de personas son desplazados internos. Entre 2008 y 2009 sólo 62.000 refugiados regresaron al país y 320.000 desplazados volvieron a sus hogares. La inseguridad y los atentados -en lo que va del año más de 1.000 civiles han sido asesinados- no contribuyen a crear las condiciones para el regreso. EL PAÍS DE MADRID 

http://www.elpais.com.uy/100820/pinter-509601/internacional/ee-uu-retiro-tropas-de-combate-de-irak

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